BOMBEROS, LOS HEROES EN DESGRACIA

La voz de los ESTUDIANTES

BOMBEROS, LOS HEROES EN DESGRACIA

Los llaman héroes, son bien solicitados en situaciones de emergencia, en incendios, accidentes, inundaciones, cuando en las casas de habitación u oficinas hay panales de abejas, cuando les aparecen serpientes, cuando el gatito sube árboles y no puede bajar, cuando las calles se ensucian y quieren que se las laven, cuando en las colonias se quedan sin agua y quieren que obligatoriamente  lleguen a llenarles las pilas y cubetas, cuando hay conciertos o partidos de futbol y quieren que estén en vigilia aún bajo del agua o cuando simplemente hay ventas de comidas y quieren que amanezcan hasta que se vaya el último comensal o vendedor, en fin,  ellos son los bomberos de mi patria, son los mil usos, y cuando entran en acción muchos no se dan cuenta, porque muy pocas veces son visibles, pues no trabajan para hacer política,  para ganar adeptos, para conseguir votos y muchas de esas labores no se publican,  se ejecutan cuando la ciudadanía se encuentra durmiendo o acampando el aguacero en sus casas o simplemente vacacionando mientras ellos se quedan en las calles bajo el sol, lluvia o media noche, pendientes de la seguridad de los demás.

¡Los insensibles dirán que para eso les pagan! Pero permítanme aclararles que este trabajo es casi un apostolado, porque en las estaciones de bomberos no todos son oficiales que tienen salarios aceptables, la mayoría tienen raquíticos sueldos que no compensan el riesgoso trabajo que desempeñan, unos pagados por el Estado y otros por la tasa de bomberos que se cobra a través de las alcaldías municipales y  que algunos ediles creen que les pertenece y se los devuelven a cuenta gotas y cuando quieren, a pesar de tomar el 10% por cobrar este impuesto.

 Existen hombres y mujeres voluntarios y permanentes que dedican su tiempo por servir a los demás por 24 horas de forma consecutiva, a expensas que muy raras veces les den la alimentación en la estación a la que pertenecen, porque tanto permanentes como voluntarios se alimentan de lo que llevan de sus casas, sin esperar que las estaciones les brinden este privilegio.

No nos vayamos muy lejos, en las últimas noticias de los diferentes medios de comunicación destacan la encomiable labor que ejecutaron los bomberos con la llegada de los huracanes Eta e Iota, pero solo ellos sabían la difícil tarea que les esperaba al contar con poco personal y un escaso equipo asignado para un evento de magna dimensión. Eta e Iota han tratado de desnudar la situación que viven, pues no les es permitido hablar de sus necesidades a costa de perder el trabajo, ya que también son monitoreadas las publicaciones que hacen a través de las redes sociales. Ningún elemento puede pedir ayuda ni publicar nada que vaya en contra de la institución o gobierno de turno, por lo que se desconoce en realidad la situación que viven dentro de cada estación.

Diecinueve días de encierro trabajando en estas dos catástrofes, sin poder haber ayudado en sus propias casas a salvaguardar la vida de los suyos o de sus bienes, muchos bomberos fueron afectados en la Costa Norte de Honduras. Muchos perdieron todo, trabajaron con hambre porque la institución tampoco les proveyó alimentación, ya que la desidia e inoperancia de algunos comandantes no les permitió presupuestar la comida de su gente, a esto hay que agregar el engorroso proceso de compra, donde cada estación de bombero debe hacer solicitud a la Comandancia General para que apruebe cualquier compra en los establecimientos comerciales ya designados. Juzgue usted estimado lector quienes serán los dueños de esos negocios y donde el proceso puede durar hasta dos meses para su aprobación. A esto se agrega que los familiares tampoco podían llevarles comida por estar albergados fuera de las zonas inundadas.

Todos los damnificados están recibiendo ayudas, al menos en teoría, pues hemos sabido que algunas personas han empezado hacer política con ellas, llevándolas a lugares específicos donde pueden ganar votos para las próximas elecciones, otros como políticos de oficio hasta posan para entregarlas y otros no les ha importado que la misma inundación las eche a perder, pero a estos hombres que se arriesgaron y que perdieron todo, nadie les ha proveído de nada.   Sus esposas, sus hijos, sus padres y otros familiares al menos esperan con ansias verlos regresar a sus hogares, aunque no tengan nada que comer o donde dormir, pero dan gracias a Dios que regresan con vida y en la calamidad que les dejó Eta e Iota, buscarán formas para poder levantarse.

Estos son los héroes abandonados por sus jefes, por los alcaldes, por el gobierno y por la comunidad, paradójicamente son los héroes en desgracia. Son tan necesarios en las emergencias, pero muy fácilmente olvidados, vetados para hablar, para exponer sus necesidades, por lo que ponen en una balanza que es peor, si perder el trabajo que les da para sobrevivir o aguantarse todas las dificultades y trabajar como puedan sin protestar para no perderlo todo.

 

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